"No me importa subir un poco de peso", "No voy a bajar más", "Voy a comer sano" ...que fácil es engañarse a una misma algunas veces. Más que nada, porque te crees tus propias mentiras encantada.
Dime sino por qué te pasas dos horas de noche metida en la cama aguantando los mareos y los rugidos de tu estómago cuando podrías remediarlo tan solo con comer algo? Por qué lo primero que haces cada mañana al levantarte es ir corriendo al baño a pesarte en ropa interior? O por qué acabas de vomitar parte de la cena?
Anoche me di cuenta de que no sabes lo metida que estás en esto hasta que intentas dejarlo. Llámalo como quieras, este horror absoluto por engordar y la preocupación por tu apariencia física, este, digamos, trastorno alimentario que te lleva a controlar y contabilizar cada cacho de comida que te llevas a la boca, a examinar tu cuerpo en el espejo y a pesarte varias veces al día... Se convierte en un hábito, algo con lo que aprendes a vivir, y es difícil dejarlo realmente a un lado. No te acuestas una noche queriendo perder 2 kilos y te levantas a la mañana siguiente encontrandote estupenda, no funciona así. Más bien, cuando bajes esos 2, querrás 2 más, y cuando los logres, otro más por si acaso.
No quiero caer en eso, pero está claro que tampoco quiero subir. La semana que viene volveré a ir al gimnasio, pero no pienso ganar peso...
Por otro lado, hoy me he cortado el pelo, algo así, pero en castaño, y con flequillo recto. Y no me gusta nada como me queda, me veo bastante mal.. supongo que cuando me acostumbre será de otra manera, pero ahora mismo, me arrepiento bastante de haberlo hecho...
No hay comentarios:
Publicar un comentario