Ya estoy mucho más tranquila que cuando escribí la última entrada. Anoche le conté lo que me pasó a mi mejor amiga, y hoy a la tarde al fin conseguí hablar un ratito con X. (que es el único que sabe toooda la verdad), y ambos me animan a ir al médico.
De todos modos necesito descargar y contarle más detalles, he alargado el fin de semana, así que mañana me toca estudiar a muerte, para volver el martes y poder pasar la noche tranquila con él. Dios, me doy cuenta de que me hace tanta falta... Miro atrás y veo que las cosas han camibado tanto... nunca imaginé llegar a conocer a alguien que me llenase de esta manera, que me hiciera dejarlo todo y confiar plenamente en él. Y en tan poco tiempo.

Respecto a lo de ir al médico... Sí, quiero que me miren la circulación, y hacerme un análisis de sangre para ver si todo está bien. Y sí, quiero curarme, y en días como hoy, cuando no sé cuánto peso pero no me veo enorme, me siento capaz. De no volver a vomitar nunca más, de comer sano pero permitiendome caprichos, de no pesarme cada mañana y de ir al gimnasio todos los sábados. Pero ya lo he intentado muchas veces, ya he pasado por esta fase tan positiva, que no durará mucho, ya que mañana es lunes y me toca pesarme (después de dos semanas) y el resultado no me va a gustar nada porque aunque días atrás lo hice bien (cuando me dio por contar calorías) los últimos han sido horribles, y hoy he cenado. Lo haré de todos modos.

Claro que no quiero joderme la salud, pero esta lucha se me va de las manos, y aunque eres consciente de los riesgos desde el principio, la crisis del viernes me acojonó de verdad. Probablemente no haya sido nada, consecuencia de la resaca, bajon de azucar, de tensión, ataque de ansiedad... lo que fuera, lo de no sentir ni poder mover las manos me dejó muy descolocada.